El pasado enero, la DGT anunció una nueva rebaja en los umbrales máximos de consumo de alcohol al volante que dejará, en la práctica, como imposible tomar cualquier bebida alcohólica sin arriesgarse a recibir una multa de hasta 1.000 euros.
La nueva tasa de alcohol en aire bajará del 0,25 mg/l a 0,10 mg/l lo que, en la práctica, supone renunciar a cualquier tipo de consumición alcohólica antes de coger el volante: con solo una caña es posible dar positivo.
Para respaldar la medida, el director general de la Dirección General de Tráfico (DGT) –valga al redundancia– ha presentado hoy un estudio elaborado por el Instituto Universitario de Investigación en Tráfico y Seguridad Vial (Intras) de la Universidad de Valencia que asegura que reducir la tasa de alcoholemia de 0,5 gramos de alcohol por litro de sangre (0,25 miligramos por litro de aire espirado) a 0,2 (0,1 en aire) supone rebajar entre tres y cinco veces el riesgo de sufrir un accidente de tráfico.
“El mensaje es el mismo que el que dijo Steve Wonder hace 40 años de si bebes no conduzcas”, asegura. “Ha pasado ese tiempo y nos encontramos en el mismo punto”.
Navarro ha explicado que no se ha optado por la tasa 0,0 porque “somos gente seria y rigurosa”. Pero ¿qué margen deja los 0,10mg/l? Muy poco.
El 0,0, según el director general, es difícil de conseguir dado que un simple bombón de licor, una torrija o un guiso pueden motivar que se dé una tasa positiva en un control. El 0,10, por tanto, explica Navarro, “deja un margen” para “torrijas y cualquier cosa que se pueda hacer”, en referencia a postres con un leve contenido alcohólico como una torrija al vino o una tarta al whisky. Nada más.
Imágenes | Generalitat de Catalunya
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